Nací en la ciudad de Buenos Aires con la cuenta regresiva de la llegada a la Luna. Me crié en el barrio de Once, llamado Balvanera por mi abuela, entre hermanos, cafés con leche con pan y manteca y tardes eternas de dibujar en hojas inmensas y blocks de cientos de hojas, en el frío piso de granito del pasillo.
Los recovecos de la vida me llevaron a trasladar mi infancia a la punta más lejana y desolada de la ciudad, cambiando las calles ahogadas de edificios y muchedumbres por cielos infinitos (ventosos o estrellados), barriletes alocados, el croar de ranas y una torre altísima que elevaba al cielo sus callados secretos y soledades.
Por esos lares fue que hice el secundario en un mundo muy especial, el de las escuelas de Arte, y en una época que nos hizo a todos soñar con la esperanza, la del fin de la dictadura y la primavera democrática. Me recibí con tan sólo 17 años de Maestra de Dibujo, pero mi camino seguía otro curso, el del universo del dibujo animado y la ilustración. Así pasaron los años y tuve que esperar unos cuántos hasta que encontré donde seguir mi otra vocación, la de la investigación y gestión de la Cultura en la UNTREFVIRTUAL. Así es como se le pegó a mi nombre el título de Licenciada en Política y Administración de la Cultura. Pero ante todo soy dibujante, como suelo decir, una trabajadora del lápiz.
Con muchos años encima dedicados a brindar servicio en la industria editorial, la de la animación, la audiovisual y junto con mis conocimientos académicos, es que surge este espacio que quiero compartir con ustedes, un espacio que espero se expanda y se pueble cada vez más de relatos, historias, imágenes y seres.